Es alarmante y preocupante que un porcentaje muy alto de la población odie y no quiera a los animales. Suponen que la libertad de vivir es exclusiva de los humanos, cuando tampoco analizan que nuestras libertades son cada vez menores. Solamente algún enfermo, por voluntad propia o mandado por alguien realice la cobarde y artera justicia de eliminarlos. Los llamamos perros de la calle, pero cada uno de ellos seta protegido por distintos vecinos que los alimentan y cobijan en sus casas. Y por la Asociación AMAR, castrándolos y curándolos, y concientizando a la población de su cuidado y respeto Es inexplicable pensar que molestan o entorpecen el diario vivir. En sì, forman parte de nuestro paisaje y son amigos de todos nosotros. Solo con acariciarlos o mirarlos amigablemente nos mueven la cola o nos siguen. Pasa con las palomas y gorriones, que a nuestra manera, también tratamos de proteger y alimentar, porque son parte de nosotros. Sería muy triste despertarse una madrugada sin el canto del jilguero en la plaza, los gorriones y palomas que le cantan al nuevo dìa y a la vida o salir a la vereda y ya no verlos. El perro es el animal que se comunica con nosotros por medio de la mirada y se dan cuenta hasta de nuestro humor o preocupación que podamos tener. Nos acompañan si exigir nada a cambio Quizá alguno de ellos, antes de morir, miro con agradecimiento al malvado que le daba la comida con veneno. Por eso es indignante la deshumanizad de quien lo hace tan solapadamente, porque es o son personas peligrosas y asesinos potentados, que puede llegar a matar luego una persona que les moleste. Me pregunto: ¿No hay en el pueblo otras cosas que realmente molestan y son peligrosas? Como las carreras de motos todas las tardes y noches en la plaza con escape libre, menores sin caso manejándolas y nadie hace nada para ponerle un final definitivo. Moraleja: ¿También hay que matarlos? Por ahí aparece un justiciero como si fuesen otros animales mas Lo triste y lamentable es que nunca nos enteramos quien es el que tiene la bajeza de hacerlo, o quien lo manda (que eso, es lo mas seguro) y lo tenemos entre nosotros todos los días e hipócritamente se burla de quienes pensamos distinto y somos sensibles a estas incoherencias Odescalchi, Luis E.