Era una mañana más para la pareja de estudiantes. Habían salido a bailar y ya estaba de día. Entonces decidieron comprar unas facturas en una panadería para desayunar. Estaban yendo a la casa de él y allí se desató el horror, cuando un ladrón los atacó. Hubo enfrentamiento, corridas y tiros. Las dos víctimas terminaron heridas de gravedad y anoche permanecían internadas: el joven recibió cuatro balazos (dos en las piernas y otros dos en la ingle) y su novia, un disparo en la cara, a la altura de un ojo, por lo que se encontraba en estado crítico. El episodio, ocurrido a las 7.30 del domingo 17 y a pocas cuadras del centro de La Plata, es una de las habituales síntesis de inseguridad en la capital bonaerense. Estadística fría y, detrás, las historias atrapadas en las calles salvajes. Adrián Etcheverry (22) y María Belén García Sachetto (24) llegaron hace unos años, como lo hacen miles de jóvenes del interior del país, a estudiar en la Universidad, en la Facultad de Ciencias Económicas. El, de Labardén. Ella, de Tornquist, ambos en la provincia de Buenos Aires. El sábado estuvieron en un boliche cerca de la Plaza Moreno, entornada por la Municipalidad y la Catedral. A la salida, decidieron ir hasta el departamento alquilado del joven. Conversación y caminata. Previsión de mate con facturas. El cese de la llovizna resultaba un buen presagio. Duró poco: en la calle 17, casi esquina 48, un muchacho -de entre 20 y 22 años- les exigió la plata y los celulares. El argumento parecía convincente. Tenía un revólver calibre 32 y los apuntaba. Pero Adrián resistió el despojo. La Policía sostiene que el estudiante enfrentó a golpes y obligó a correr al ladrón, quien en la huida gatilló con furia. Su cómplice, en la mitad de cuadra, lo esperó en marcha con un viejo Volkswagen Gol, de color blanco. Fue un escape despejado. En la vereda ya estaba inconsciente la chica y su novio gritaba, desde el suelo, por ayuda. Un automovilista detuvo su marcha. No esperó por la ambulancia y cargó a ambos. En la clínica de 45, entre 13 y 14, no recibieron a los heridos. Veinte minutos después, Adrián terminó en el Policlínico General San Martín y Belén en el Hospital Rossi, con serias lesiones por el proyectil que ingresó entre un ojo y el pómulo. "No la operaron porque su estado es gravísimo y hay que estabilizarla", explicaron en el departamento de Neurocirugía. El muchacho sería intervenido en las próximas horas. "El mayor compromiso es en la zona inguinal", indicó el parte médico. Sus familiares acompañaban la vigilia hospitalaria. Denunciaron "la impunidad" en esta ciudad que, no hace mucho, fue postulante como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Una ensoñación de viejas épocas. En 2012, cuando Adrián llegó desde Labardén, un pueblo muy cercano a Maipú, alcanzó a percibir esa ficción con el primer intento de robo. Belén hacía dos años que ya estaba en la UNLP, que alguna vez, también, fue imaginada por Pedro Henríquez Ureña como la "Atenas de América".